RELIGION LATINOAMERICA

VIDA DE JESUCRISTO XXXVIII: LA INMORTALIDAD TRAS LA MUER...

Era viernes de abril del año 60 era común. Jesucristo muere tras hacer una última cena con los amigos y su familia. Jesucristo habla antes de desvanecerse en el templo de la iglesia católica romana en Roma:

         Tras cenar Jesucristo habló: comed este pan y una copa de vino en memoria mía. Así cada vez que querais hacer la eucarestía del hijo de Dios podreis recordarme con esta humilde ceremonia. Haced una cena en mi nombre y regalad el pan y el vino en memoria mía. Os dejo con mi hijo Claudio que es ahora el hijo de Dios y mi esposa Agripina que ahora es la madre de Dios. Como os prometí sobre mi resurrección en el tercer día lo cumpliré. Me he convertido en Dios y he sido instruído por Él para poder desvanecerme ante vosotros mis amigos más fieles.

         Tras decir esas palabras Jesucristo se puso en una posición de yoga egipcio. y dijo: os amo como Dios os ama. De inmediato el cuerpo de Jesucristo se iluminó y se desvaneció cayendo su ropa encima del colchon que le sirvió de silla. Una voz se oyó: ESTE ES MI HIJO QUE VUELVE AL CIELO DE SU PADRE. RECORDADLE ESTOS TRES DÍAS DE DUELO ANTES DE SU RESURRECCIÓN ANTE EL NUEVO HIJO DE DIOS, CLAUDIO Y SU MADRE, LA MADRE DE DIOS.

        Todos estaban llorando por la perdida de su maestro y amigo. Allí estaba Petrus el romano, la hija del familiar de Sila, allí estaba el hijo del difunto senador Virgilio y otros amigos con los que Jesucristo había compartido enseñanzas y amistad. El hijo del senador Virgilio notificó al emperador Nerón la muerte de Jesucristo y como fue. El emperador dio la orden a las vestales que encendiesen una hoguera ritual hasta la resurrección de Jesucristo. Su hijo Claudio y su esposa Agripina enviaron una carta a Samuel para decirle que Jesucristo había muerto y que esperaban su resurrección. Eran tres días de duelo, de dolor por la muerte de Jesucristo que se había convertido en Dios. Al tercer día descendería del cielo del Más Allá para manifestarse ante Claudio y Agripina  y luego ante los principales personajes de la iglesia católica romana.

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